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convocatoria para todes

Desde la Posta invitamos a todes a sumarse a nuestra revista, con poemas, crónicas, relatos, ilustraciones, collages y demás. La consigna es ¿Qué entendes por crisis?

Título: "Arremangar las lágrimas en tiempos difíciles"

Por: Sergio Martín Pérez, estudiante de Comunicación Social, Facultad de Ciencias de la Educación.

Si se me hubiesen empapado los ojos por última vez, hubiera sido aquella despedida que mis lágrimas estaban acostumbradas a hacer una vez que tocaban el suelo pero, en estas circunstancias, las cosas son distintas. En tiempos como los que corren hay que arremangarse hasta las lágrimas, hay que buscar la luz en resquicios inexplorados y también un poco inesperados, esperar un poco más de la cuenta, ensayar la distancia cuando con cada implemento creado por el fértil cerebro del ser humano, intentamos extinguir y ver languidecer a estas palabras junto a sus significados. En tiempos difíciles las lágrimas arden con más fuerza en los umbrales de los ojos y al refulgir de nuestras glándulas lacrimales nos expiden un cántaro de sensaciones a veces un tanto funestas. Las lágrimas son una descarga de algo tan constreñido en nuestras entrañas, que al final se hace incontenible. Las lágrimas han estado ardiendo en los umbrales de los ojos de muchas personas en el último año. De un modo inminente llegaron para bañar tantas heridas. Para sosegar el ruido ensordecedor de la incertidumbre. Para calmar el apetito voraz de una impotencia que devora. Para servir de bálsamo cuando por fin se convierten los reveses en victorias.

Un virus derribó la chabola donde vive nuestra realidad, cambió nuestro cotidiano con el destino como si fuese moneda corriente, se supo letal y diseminó su mortandad por cada rincón del planeta. Supo donde estaban las flaquezas de la humanidad y no es que fuesen inaccesibles, en realidad se pueden vislumbrar en su inequidades, en sus intrincadas diferencias, en las conquistas que se postergan por el bien del conjunto y de aquellas que se buscan con vehemencia por el bien de los intereses personales. Un virus que de forma ladina y rastrera se coló en nuestros países, en nuestras ciudades, en nuestros barrios, en nuestras casas. Un virus taimado que supo dónde y cómo atacar. Es muy triste que llegando al final del año 2020, el coronavirus sea el epílogo definitivo para resumir un año atípico y singular en muchos aspectos. Un virus que le asestó un golpe seco a nuestra realidad y aun está elucubrando maliciosamente puntos suspensivos para el año que entra. La realidad está organizada pero es inestable y susceptible de evolución. La crisis está ahí para ser su coyuntura, el atenuante para que su organización se incline más a su caos. Podemos discutir de mil maneras cómo es que un patógeno invisible puede causar ese caos, alimentar la hoguera de la crisis e irrumpir categóricamente en aquello a lo que adscribimos como lo normal. Lo cierto es que el virus rescata visibilidad en aquello que reconocemos como pérdida para nuestra cotidianeidad. Pero el virus es más que un examen analítico de sus efectos. Para saber de qué se trata el coronavirus sólo basta con preguntarle a un abuelo o a una abuela que cerró las puertas de su casa allá por el mes de marzo, colgó cual chaqueta los abrazos en el hombro y los retuvo para destinárselos a sus nietos, a sus hijos, a sus deudos hasta que pasara el vendaval. Por fuera las hojas caducifolias caían y pintaban las veredas con el toque del otoño. Los locales comerciales que ya tenían como enemigo a la crisis económica, tuvieron que afrontar el cierre de sus comercios y la incertidumbre se tomaba cual cuchillo entre los dientes pues nada era seguro, hacer frente a sus obligaciones se hizo un desafío con cada vez mayor dificultad. Los vendedores ambulantes tuvieron aun más problemas en hallar en el día a día aquel ingreso, una plata que ya de por sí escaseaba y que el virus contribuyó para su desertificación. El invierno tuvo en su paisaje los abrigos, los barbijos y las máscaras. Rostros sin bocas circulando a la distancia, con premura en su transcurrir por la vía pública, con un dejo de desconfianza en los que lo rodeaban. Médicos y enfermeros se convirtieron en héroes al enfrentar al enemigo, al destinar todos sus esfuerzos a tantas afrentosas batallas. En realidad estas personas revalidaron la importancia que tienen para nuestra sociedad, contribuyen con su trabajo, sus estudios y también sus sentimientos humanamente sentidos para combatir en una primera línea que contra todo pronostico se han esforzado en sostener, aun a pesar de las pérdidas, los recursos y el desgaste que significa toda batalla. Las connotaciones heroicas de las que se reviste su trabajo en estos tiempos, contribuyen a la valía que siempre ha tenido su tarea. También es importante señalar a los alumnos y a los profesores que se han esforzado por mantener la educación en clave de aprendizaje. Se puede yerrar mucho cuando uno se enfrenta a un situación que nunca antes había experenciado. Lo grato es que alumnos y profesores hombro con hombro, han intentado sortear los obstáculos como la conectividad desigual, la apropiación de los espacios virtuales, la inseguridad de que el que está del otro lado de la línea esté recibiendo el mensaje, etcétera. Las personas que tuvieron al virus alojado en su cuerpo y han estado en el ojo del huracán superan secuelas muy duras. Su experiencia no ha sido para nada agradable y la esperanza detrás de tanta desesperanza reside en sus historias, en el calor de sus manos que aun sostienen la vida en tiempos difíciles para justamente conjugar de la forma en que se debe el verbo vivir.

Las lágrimas aun arden en los umbrales de los ojos, hay un poco de bonanza a pesar de todo este caos, hay esperanza, hay esfuerzo, hay buenos deseos para los que se viene. Las lágrimas no caen, están en la lucha, se quedan en las mejillas, dejando su huella, apropiándose de nuestro rostro para denotar tristeza y también alegría cuando los obstáculos se logran superar y se vencen. Lo cotidiano no será lo sucesivo luego de lo que hemos presenciado este año. La casa propia ya no será un espacio para guarecernos de un virus de tonalidades siniestras y en la que aceptamos quedarnos a partir de una inconciencia temporal. La casa propia será un lugar para vivir y disfrutar, al igual que las plazas, los bares, los museos, las canchas, las escuelas y las facultades. Puede que el coronavirus haya sellado la historia de este año pero en el siguiente intentaremos tener nuevamente el control de la pluma. Nuestra vida no será moneda corriente en un posterior intercambio que responda al influjo que tenga el destino, o quizás su versión más imprevisible que es la casualidad. Las lágrimas seguirán ardiendo en el umbral de nuestros ojos pues las crisis y las batallas se reanudan, pero como contraparte tienen a nuestras esperanzas que se reanudan con una fuerza superior.

Título: "La realidad de una crisis".

Por:  Hamkah words - Macarena Benedetich. @hamkahwords. @maca.benedetich

Nos llenan de palabras por donde vayamos

Allí están rompiéndonos cada día un poco más

Permitimos que se entrometan en nuestro caminar

Nos dañamos el corazón y la mente aunque no lo veamos

Enfrente nuestro aparecen, aun más nos cegamos

Las palabras se disolverían con el viento si quisiéramos

Nos ponemos entre ventanas y puertas para protegernos

Y solo nos encerramos sin una gota de aire corriendo

Queremos evitar la tormenta de afuera y nos creamos una peor

Creemos en los pensamientos originados en el caos

Vuelan por el aire las cosas que amas de tu hogar

Cada vez menos puedes salir y cantar sobre el sol de tu alcoba

Cada día que pasa menos puedes mentirles a tus amigos

Cada momento que respiras das cuenta que esta no puede ser tu verdad

Te sientas en el ojo de la tormenta y observas

Y a los lejos puedes ver que tal vez no mereces tal encierro

Aunque te hayas convencido, debe haber alguna posibilidad

La esperanza de volver a disfrutar aparece entre la oscuridad

La realidad rompe tus paredes, los pensamientos empiezan a enloquecer

El miedo se apodera de cada emoción que corre por tu cuerpo

Algo paraliza tu capacidad de pensar y quieres huir

Corres de allí, intentando encontrarte fuera de tu realidad

Lees por todos lados sobre la crisis de nuestro país y del mundo

Minimizas tu dolor, el daño que te has causado parece desaparecer

Te encuentras con un vecino, te habla de él, aumenta la incertidumbre

Caminas creyendo que tal vez estabas exagerando

Miras para adentro nuevamente, aunque estés roto

Quieres escapar para siempre, pero no hay salidas a la vista

Desaparecer entre el viento y entre tus pensamientos es lo que más quieres

Sientes el dolor y das cuenta que es eso imposible

Escapar de una crisis no es una opción

Olvidarte de tu corazón aunque el mundo este sostenido por espinas

Déjame decirte que eso no es posible 

Ocuparte de ti debes, mirar tus demonios de frente

Con ellos a un costado armar de nuevo tu hogar

Con ventanas capaces de ser abiertas cuando tú quieras

Puertas que funcionen como bienvenida

Regalarle al viento de una plaza cada sufrimiento

Perdonando cada error y agradeciendo cada acierto

Tal vez muchos a tu casa no querrán venir por estar en construcción 

Otros te ayudarán a pegar cada ladrillo por si se derrumba y haya que comenzar de nuevo

Tu realidad y la mía están en crisis

En una crisis necesaria

Después de ver tal oscuridad dentro de lo que antes tenías porque querías

Solo queda buscar un gramo de luz para crear lo que en realidad necesitas

Las crisis existen para mejorar, para observar de frente lo que anda mal

Difícil es vivirlas, y que satisfactorio superarlas 

Eso que reprimías, de lo que te avergonzabas, será ahora por lo que el mundo te conocerá

Accionarás por ti y nadie más, llorarás por ti y por mejorar cada día más

Pararas a descansar, para luego continuar

Trabajarás cada día por ese sueño que parece tan imposible de lograr

Mirarás al otro con amor y compasión, dejando atrás la envidia 

Serás humilde para a otros inspirar

Superarás esta crisis para con quienes te valoran bailar

Saldrás adelante porque así escrito está y no hay otra opción por la cual brillar

La vida es difícil, pero que divertida puede ser, cuando perdemos el miedo a enloquecer

Enloquecer para ver con cordura 

Explotar para volvernos a armar

Construir para vernos crecer

Estudiar para alimentarnos y no mostrarnos

Creer para confiar, y no perdernos nunca más

Si te pierdes recuerda, que el lugar está en ti 

Tal vez solo necesitas con tus manos construir

Para ver en verdad el valor que contienes 

El valor de lo que te levanta cada día

Si puedes despertar, puedes vivir, y cada crisis superar

Y así transformar tu realidad. 

No tengas miedo de expresar tu valor, esa pasión que llevas dentro es un tesoro, que solo tú puedes encontrar.

Nada vale más que disfrutar, disfrutarte por completo, sintiéndote libre de quien eres, de brillar hasta en tu sexualidad.

Todo lo que te rodea solo debería impulsar tus ganas de actuar.

Sólo vive por lo que tu corazón late y te permite ser y respirar.

Debes creer en que lo lograrás. Y dejarte sorprender por la realidad.

Y así podrás verte y ver lo que tienes enfrente con absoluta sinceridad.

No olvides que funcionas con tus tiempos, en las crisis como en los mejores momentos, que no son para nada iguales a los del otro, no te compares y respétate tal y como eres.

Respeta al de al lado tal y como es.

Título: "Ascenso infinito"

Por: Franco Nahuel Maggioni

Título: "Claro manantial"

Por:  Carla Botto.

Título: "Que entendemos por crisis".

Por:  Macarena Aguero.

Por:  Ariel Volcoff.

Estados alterados
se olfatean, se perciben
corroen las relaciones
entre quienes conviven
amotinados en la burbuja
de miedos y distancias.

Presos en la búsqueda
de una salubre libertad.

Es la sanitizante claustrofobia
que condena al ser social,
que ya no digiere
el mismo relato aislante.

Nunca he visto antes,
un virus que aumente
tanto los decesos
de mentes enjauladas
y monedas depreciadas.

El fruto de un añejo esfuerzo
vuelve a desvalorizarse.

Y la mejor carta
de este pobre mazo,
parece ser
hacernos recordar que la salud
es nuestro mayor baluarte.

La crisis es multiforme,
omnipresente,
con vestigios de ser omnipotente
pero lejos de salvarte.

Sometido a la diaria
incertidumbre del mañana
mi mente spolea posibilidades.

Recae la esperanza
a la vista de las realidades
y despierto cada día atrapado
en el círculo vicioso
del borrón y cuenta nueva,
de un nuevo voto de confianza.

Título: "La crisis que habita en mí".

Por:  Agustina Reginaldo.

Aquello que traspasa lo externo,

aquello que traspasa cualquier precio,

aquello que escapa de los medios.

Es simplemente percibir  

la crisis que habita en mí,

al no poder dormir,

al no saber hacia donde ir,

la duda de tener un principio 

pero nunca encontrar un final. 

Mi crisis personal,

la que no sé si entenderás,

en la que no querrás ingresar. 

Crisis, 

la palabra que asusta cuando se asoma,

la palabra que no quiero ver llegar.

Crisis, 

la situación de la que todos

nos queremos alejar 

sin saber cómo dejarla atrás. 

Título: "Sin avisar".

Por: Andrés Waisten.

Caminaba,
antes de caer en la oscuridad de esta grieta,
fue lo amargo de esos limones,
lo vertiginoso de escuchar hablar de llaves,
de una casa nueva,
de costumbres ajenas,
de escritores que le escriben a su personaje.

Veo la luz al mirar para arriba,
es chico el espacio.
Veo luz abajo también,
pienso: ¿cómo es que estoy acá atrapado?
Muevo los pies con total normalidad,
pero no los brazos;
los tengo apretados contra los costados.
No me he lastimado en la caída,
no ha sido una caída,
sino más bien un empujón,
que inconsciente concebí.
Me la paso concibiendo,
así es como salgo de caminos,
entro en otros,
paso por grietas,
charcos,
cenizas encendidas dejadas en la intemperie,
que no me queman,
no me moja el agua,
no me atrapa por siempre la grieta.

Solo con un real movimiento
puedo ir dejando atrás cada atracción.
Y cuando digo un real movimiento,
me refiero a creer que, detrás de hoy,
hay algo más profundo por conocer.
Será por eso salgo y vuelvo a caer cuando menos
lo espero.

DESDE EL EQUIPO DE PRODUCCIÓN DE LA REVISTA POSTA 2020 QUEREMOS AGRADECER A TODES POR SUS PARTICIPACIONES.

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